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D. CIRILO DÍAZ Y DÍAZ (El Escobonal, 1857-1943)


famoso tamborilero tinerfeño y folclorista más conocido del Sur en su época,
que da nombre a un festival folclórico y a una calle de El Tablado.

1 comentarios:

Tagoror dijo...

Artículo de El Día

El día 13 de diciembre de 1857, Inés Díaz Rodríguez dio a luz al niño que, con el paso de los años, se convertiría en uno de los personajes más populares de Güímar, concretamente de El Escobonal, pues fue aquí donde vino al mundo.

Una fama que remontó cumbres y se escurrió a través de los pinares, llegando a muchos lugares de la Isla, en donde todavía perdura el recuerdo de la melodía que, desde su corazón de caña, emitía su flauta, y de los toques graves de la piel de cabra de su vetusto tamboril. Todo a su paso se estremecía: tomillos, laureles y hasta la flor de la retama se llenaba de un amarillo más intenso, ante la música de cho Cirilo que, a ritmo de tajaraste, llevaba su mensaje de libertad.

Por otro lado, tenemos que la tradición familiar - musical es muy importante en la vida de este personaje. Su abuelo fue conocido en El Escobonal como "El Cojo de la Pita", un pastor que dedicó muchos años a tocar la pita y el tamboril, los dos elementos básicos de la danza de las cintas, cuya importancia en El Escobonal, Güímar y Fasnia es de todos bien conocida.

Y ésta fue quizá la pobre y rica herencia que su abuelo le dejó: una flauta, en cuyo corazón vegetal cho Cirilo hurgó hasta conseguir esa habilidad, alegría y júbilo que caracterizaron a su viejo progenie. A los 15 años comienza la actividad de tamborilero y flautista de nuestro personaje, pudiendo encontrarlo, por aquel entonces, en las principales fiestas, modulando en su flauta los viejos aires canarios. El tajaraste, la danza, el Santo Domingo, a los ecos sobrios del tamboril, daban a conocer el dominio de arrancar a los instrumentos rústicos las notas que ya le enseñara su padre, pues éste también influyó mucho en él.

Fue tan grande su importancia dentro de las danzas populares, que Tomás Cruz García, al escribir sobre su persona en su libro "Breves apuntes históricos de la Villa de Güímar", dice: "En los años en que sus naturales achaques le impiden concurrir a los festejos la danza sólo se baila al son del tamboril, por no haber en el pueblo ninguna persona que sea capaz de ejecutar a la par ambos instrumentos, ni siquiera tocar el pito".

Muchas son las frases que, en viejos artículos, se recogen de este tamborilero, como la de "Yo soy labrador en mi tierra", muy significativa porque pone de manifiesto que cho Cirilo también era agricultor, actividad a la que le dedicó miles de horas.

Un hombre sencillo el tamborilero, al que le molestaba mucho que la gente cambiara, hecho que se refleja en sus palabras: "Ya la gente, la misma gente del campo ya no cree, como si dijéramos en casi nada. Si van a las fiestas es por divertirse pero no por creencia. Eran, en este sentido, preferibles aquellos tiempos en que se ganaba el jornal desdichao en cuatro fiscas, de sol a sol, sin estas ocho horas modernas de jornada, que hacen de la vida del obrero tan bonita con sus cinco pesetas de ganancia".

Así fue cho Cirilo "El tamborilero", el compañero de la flauta del cañaveral del viejo tamboril, cuyos toscos arcos rozaban suavemente sus calzones de lienzo y hasta su chaleco a rayas, pues usó esta vestimenta "tejía por las mujeres", según decía, cuya moda llegó hasta La Laguna.