headerphoto headerphoto headerphoto headerphoto headerphoto

Ruta: San José - San Joaquin


Esta descripción está tomada del proyecto "Cauce Sur", un proyecto para la dinamización de la carretra general del sur (www.caucesur.com)

DISTANCIA: 5388 metros
DURACIÓN: 2 horas y media
DESNIVEL MÁXIMO: 175 metros





“FASNIA – EL ESCOBONAL”
DESCRIPCIÓN DEL SENDERO: Itinerario, Entorno y Elementos de Interés

Esta ruta atraviesa parte de las medianías de la comarca de Agache y
Fasnia a través del Camino Real del Sur. El comienzo de este itinerario se sitúa
en el núcleo de El Escobonal, en la Parroquia de San José, desde donde se
recorre un pequeño tramo sobre la Carretera General del Sur hasta alcanzar
una calle transversal que desciende por el Lomo de La Tambora hasta llegar al
Camino Real.

El núcleo del Escobonal se puede considerar como el de mayor
importancia de la Comarca de Agache, tradicionalmente dedicado al cultivo de
secano en Jable, esta población aun en la actualidad mantiene un marcado
carácter rural, y paseando por su entorno, su paisaje nos sigue recordando
aquellas descripciones del pasado, como la del Obispo de Tenerife Fray Albino
en 1930, donde relata:
“El paisaje del Escobonal es grandemente característico y a ningún
otro de la isla se le parece. Una ladera muy extensa toda salpicada de casitas
blancas, toda llena de paredes de piedra blanquecina también, en las que a
modo de macetas se va conteniendo la tierra para formar pequeños
huertecillos, en que se cultiva principalmente la patata. En el momento a que
nosotros nos referimos, estos patatales estaban bien nacidos y muy frondosos,
poniendo una nota de verdor obscuro, de intenso relieve y contraste sobre el
color blanquecino general de cuanto se divisa” Fray Albino 1930

En la misma plaza de San José nos encontramos con el Tagoror Cultural
de Agache, un museo de recuperación etnográfica donde podremos apreciar
desde numerosos restos y utensilios aborígenes, hasta la forma de vida
tradicional de las medianías de esta Comarca.
Antes de comenzar el descenso por la C/ Tambora Abajo nos
encontramos con La Fonda del Escobonal, esta edificación que data de
principios de los años 20 del siglo pasado fue utilizada como punto de paso
obligado para todas aquellas personas que transitaban la antigua Carretera
General del Sur, donde podían descansar y avituallarse en los largos y pesados
viajes hacia la capital. En la actualidad esta edificación ha sido recientemente
restaurada y utilizada como centro de la tercera edad.

A lo largo del descenso por la C/ Tambora Abajo se pueden apreciar
buenos ejemplos de viviendas tradicionales que van desde las más humildes
casas cueva, labradas a mano en la roca volcánica, a las viviendas tradicionales
construidas con materiales de la zona. Piedra, bloques de toba blanquecina, tea
del pinar local y tejas elaboradas con arcillas extraídas de los barrancos del
entorno. Estas viviendas tienen un marcado carácter rural. De una sola planta,
están formadas generalmente por dos o tres habitaciones que se iban
construyendo de forma progresiva en función de las necesidades de las familias.
Estas casas generalmente se construían siguiendo una disposición en forma de
L, donde la cocina y el baño se encontraban separados del módulo principal.
Las más antiguas mantienen sus tejados a dos o cuatro aguas, mientras las más
recientes cambian este tipo de cubierta por azoteas, más acordes con la aridez
que caracteriza al clima local.

Existen buenos ejemplos de estos tipos de casas a ambos lados de la calle,
donde además se pueden encontrar otros elementos muy representativos del
modo de vida tradicional en la comarca; aljibes, charcas y gran cantidad de
canalizaciones que reflejan la importancia de un recurso tan escaso como el
agua en la zona.

A aproximadamente a 300m de la Fonda de El Escobonal, la calle
Tambora de abajo conecta con el Camino Real, que continúa descendiendo por
el Lomo La Tambora hasta el lecho del barranco de “La Angostura”, también
conocido por los vecinos de la zona como barranco de Achacay. El camino
atraviesa el fondo del barranco entre el ”Pozo de La Tambora”, actualmente en
desuso, y uno de los distintos escarpes o “saltaderos” que tiene el barranco a
lo largo de todo su recorrido.

Una vez superado el barranco, el camino recupera parte de sus rasgos
originales. Labrado sobre la piedra de la zona y recubierto de una fina capa de
jable, en este sector el camino transcurre entre bancales y tierras de cultivo,
algunas hoy en día abandonadas, que hacen las veces de extraordinarios
miradores del entorno del barranco. Desde estos lugares se pueden apreciar
importantes exponentes del patrimonio natural de la comarca, tanto elementos
representativos de la flora local, como buenos ejemplos del patrimonio
geológico y geomorfológico del sur. La propia morfología del barranco y los
distintos tipos de materiales que han quedado al descubierto gracias a la
erosión ya conforman por si mismos un paisaje digno de admiración. Este es
además un hábitat privilegiado para elementos tan singulares de nuestra fauna
local como el cernícalo o el tizón, además de un espacio que tradicionalmente
los vecinos de la zona han sabido identificar como fuente de recursos básicos
para la vida en la comarca. Agua, alimento, y en muchos casos, refugio para
animales y personas, eran facilitados por el propio barranco.

El trazado del Camino Real continúa hacia el suroeste por el Lomo de La
Corujera, donde el camino transcurre asfaltado hasta su cruce con la carretera
TF 167 que desciende desde la Carretera General hasta el núcleo costero de El
Tablado, donde conecta con la Autopista del Sur. A partir de este cruce el
camino desciende hasta las ruinas de la Ermita Vieja de San José o de San
Vicente Ferrer, construida en 1755 como primer centro de culto para los vecinos
de esta parte del municipio. Destruida en 1927 por los efectos de un temporal,
fue abandonada para construir el templo actual de San Vicente Ferrer,
localizado junto a la Carretera General.

Para llegar a la ermita el camino atraviesa una hondonada natural,
conocida como la Hoya de “La Coja”, donde se pueden observar algunos de los
cultivos de mayor tradición en la zona. Papas y viñas se entremezclan en
pequeños huertos con hortalizas y frutales, generalmente destinados al
consumo familiar, generando uno de los mejores ejemplos del paisaje agrícola
tradicional de la zona.

A partir de la ermita de San José, el camino asciende entre huertas de
jable abandonadas hasta la montaña de Beñamo, un edificio volcánico en forma
de herradura abierta hacia el mar, en cuya cima sitúan algunos historiadores
uno de los tagorores donde se reunían el consejo o asamblea en tiempos de los
guanches. La cima de este volcán es un perfecto mirador natural desde el cual
se puede apreciar buena parte de la comarca de Agache y los municipios de
Fasnia y parte de Arico, llegándose a divisar en días claros el faro de El Porís de
Abona.

Desde la Montaña de Beñamo el Camino Real continúa su recorrido
entre bancales de cultivo actualmente en producción, pudiéndose apreciar
cultivos como las calabazas, las papas o algunas variedades de frutales que se
destinan generalmente al consumo de las propias familias de los agricultores y,
en algunos casos, al mercado interior. Desde la montaña de Beñamo deben
recorrerse aproximadamente 350m por el camino hasta que este comienza a
descender hacia el Barranco de Herques.

La bajada hacia el fondo del barranco de Herques se realiza a través de
un tramo perfectamente empedrado con cantos y lajas de basalto que facilitan
el transito a través de este sector de fuertes pendientes. Declarado Monumento
Natural, este barranco posee una gran belleza paisajística entre cuyos
elementos destacan las paredes casi verticales que delimitan el cauce del
barranco. Además en este barranco existen diversos saltos de agua que
actualmente se encuentran acondicionados para la práctica de descensos y
barranquismo. Herques es además una zona con importantes yacimientos
arqueológicos. Muchos cronistas e historiadores nos hablan del descubrimiento
de un importante panteón de enterramiento en el que se encontraban hasta
1000 momias aborígenes, existen numerosos relatos acerca de esta cueva entre
los que podemos destacar sobre todo el de Viera y Clavijo a mediados del S
XVIII:
“Al tiempo que se escriben estas noticias se acaba de descubrir un
panteón excelente, cuyo apreciable monumento derrama mucha luz sobre esta
parte de nuestra historia antigua. La cueva, aunque de una entrada
sumamente difícil, es en lo interior alta, capaz y acompañada de algunos
nichos abiertos en la peña. Está en un cerro muy escarpado del barranco de
Herques, entre Arico y Güímar, en el país de Abona, y tan llena de momias,
que no se contaron menos de mil...A la verdad, yo no había admirado tanto
hasta entonces aquel artificio con que estos isleños inmortalizaban sus
cuerpos... Las mortajas o forros en que estaban arrollados desde pies a cabeza
son unos pellejos de cabra cosidos con primor. Algunos cuerpos tienen hasta
cinco o seis, puestos unos encima de otros. Háyanse los varones con los brazos
extendidos sobre ambos muslos y las hembras con las manos juntas hacia el
vientre. Aun la misma colocación que tienen los saxos en este cementerio es
objeto digno de atención, porque están en camas y filas, sobre unos como
andamio o catrecillos de madera todavía incorrupta, cuyo espectáculo no
tiene nada de honroso. (Viera y Clavijo, 1776 I: 178)”

El camino asciende nuevamente empedrado por el otro lado del barranco
en dirección al Lomo de la Tose. En apenas 400 metros se superan los 70
metros de desnivel que existen entre el fondo del barranco y el borde superior
de la pared sur. A partir de este punto el camino continua llaneando sobre
jables hasta el cruce con la carretera que desciende desde el lomo de la Tose
hasta Los Roques. Para continuar en dirección al casco de Fasnia deben
recorrerse 140 m sobre esta pista asfaltada hasta alcanzar un cruce donde se
retoma el Camino Real.

Continuando por el camino se llega al Caserío del Camino Real, que ha
estado ligado desde sus orígenes a la familia Delgado Mejías, si bien durante
buena parte de su historia ha sido habitado por los medianeros de esta familia,
encargados de la explotación de sus numerosas tierras en la zona.
El camino continua hacia Fasnia superando un pequeño barranco y dejando a
un lado el campo de fútbol municipal desde donde el trazado continúa hasta las
primeras casas del casco, ubicadas en la zona conocida como El Calvario.
En este tramo destaca a un lado del camino la existencia de un pequeño
acueducto elaborado con piedra de la zona y que estaba destinado a llevar agua
a las numerosas terrazas de cultivo de la zona.

Desde El Calvario, el itinerario propuesto continúa por la Carretera de
los Roques, por la que se asciende durante 250 metros hasta llagar a la plaza de
Fasnia al pie de la Iglesia de San Joaquín.
Situado en el sureste de la isla, Fasnia es uno de los municipios de menor
extensión del archipiélago y de menor densidad poblacional, lo que ha
permitido que se conserve con un marcado carácter rural.

El paisaje fasniero, está fuertemente vinculado con los aprovechamientos
y usos del jable y la tosca. Estos materiales volcánicos se han venido utilizando
históricamente para numerosos usos, destacando las casas cuevas labradas en
la tosca y las sorribas de jable en las parcelas de cultivo, conformando un
paisaje único y peculiar.

Este municipio posee numerosos elementos de interés patrimonial entre
los que podemos destacar el Caserío de Archifiras, la Ermita de la Virgen de los
Dolores, la Fuente Nueva, El molino de viento de Aldea, el puente de los tres
Ojos, las Ruinas de la Iglesia Vieja de San Joaquín, etc

0 comentarios: